Amor
Es la directriz del seguidor de Jesús en todos los aspectos de su vida.
Oración y Acogida del Espíritu Santo
Para orar, dice San Felipe, es preciso involucrar al hombre entero. El Espíritu llega en la oración.
Humildad
Permite comprender lo grande según Dios, aquello que Él quiere de cada uno en su justa medida. La persona humilde es la que renuncia a sus puntos de vista, para asumir la perspectiva de Dios. Vivir así, hace al ser humano agradecido con el Padre; sin intentar hacer más de lo que puede, pero tampoco menos. Hace personas auténticas, sinceras, capaces de reconocer sus cualidades, sus propias sombras y dispuestas a cambiar cuando sea necesario.
La Alegría
Brota de un corazón agradecido y lleno de Dios; luego se convierte en buen humor y en sonrisa de Dios para los demás. Se manifiesta a través de la acogida y la valoración festiva del encuentro, de la creatividad, el espíritu de renovación y un talante creativo y de fiesta. Es uno de los mejores frutos del Espíritu Santo, conduce a la confianza y a la esperanza. De ella surgen el optimismo, el gozo sano, purificador y constructivo que renueva el ánimo cansado. San Felipe Neri, decía que “la alegría es un don de Dios, efecto de la buena conciencia, de practicar el bien”.
La Sencillez
Virtud eminentemente Filipense que se expresa mediante: la valoración de las cualidades y recursos de cada persona, el reconocimiento, la comprensión y aceptación de las diferencias, la creatividad en el trato, las relaciones cordiales y fraternas; la apertura, cercanía y cordialidad en la comunicación. Vivir en sencillez conduce a una actitud solidaria y justa.
Libertad de Espíritu
Jesucristo propone una libertad que sólo se conquista a base de opciones y renuncias. Es entrega sin egoísmos, capacidad de decidir, valentía, fidelidad desinteresada, superación de críticas, ofensas y el vencimiento de uno mismo.
Amor Filial a María
Para los filipenses, es un imperativo el amor filial a María, el reconocerla como modelo, imitar sus virtudes, declararse disponible como ella ante Dios, dar acogida a la gracia divina y volcarse a los más necesitados.
Vocacionados
La formación filipense busca promover el seguimiento de Jesús desde cualquier proyecto de vida: “Hombres y mujeres espirituales en el mundo”.

